HIGIENE BUCAL DIARIA: Una higiene completa diaria es fundamental para evitar el desarrollo de enfermedades bucales. La higiene pasa por tres fases: cepillado, enjuague e hilo dental. La rutina de higiene consta de tres cepillados al día de dos minutos, acompañado de un enjuague bucal y el uso de hilo dental para limpiar los espacios interproximales (entre los dientes), donde no llega el cepillo.
DIETA SANA: Se recomienda que la dieta sea equilibrada y baja en alimentos con alto contenido en azúcar y/o carbohidratos. También es importante cuidar los niveles de calcio para que los huesos no se deterioren y queden demasiado expuestos al desarrollo de enfermedades periodontales.
EVITAR HÁBITOS PERJUDICIALES: Conviene evitar hábitos como el tabaquismo o el consumo de alcohol, ya que favorecen la sequedad y la acumulación de placa bacteriana en la boca, hecho que favorece el desarrollo y la proliferación de enfermedades bucales.
PROTECCIÓN BUCAL EN LA PRÁCTICA DEPORTIVA: Usar un protector bucal puede ayudar a proteger la boca, dientes y lengua en caso de practicar deportes de contacto o deportes con un alto índice de lesiones, por ejemplo, el fútbol americano, el baloncesto, el hockey, el voleibol, las artes marciales, el boxeo y la lucha libre.